Acerca de Luzam

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A principios de los años cincuenta, el prestigiado musicólogo de origen alemán, Otto Mayer-Serra, tuvo la feliz idea de lanzar un catálogo discográfico enfocado a la música y los músicos mexicanos. El pianista Miguel García Mora fue el iniciador de ese programa, con un disco de valses. Después vinieron muchas otras grabaciones con un repertorio que, entre otros, incluyó a Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo, Blas Galindo y José Bernal Jiménez, con la Sinfónica Nacional dirigida por Luis Herrera de la Fuente y por José Yves Limantour. Entre los solistas estuvieron la soprano Irma González, el tenor Carlos Puig y el guitarrista Gustavo López.

Fue, sin duda, el arranque del primer programa integral de grabaciones de música culta mexicana, que truncó la muerte de Mayer-Serra en 1968, y el tiempo fue relegando al olvido ese catalogo. Muy pocos de esos discos están todavía en el mercado. 

En 1982, maduró la iniciativa de una aventura inspirada tanto en aquellas grabaciones  como en lo que años después hizo Voz Viva de México, de la UNAM. La pequeña empresa LUZAM, salió a la palestra con el propósito fundamental de grabar lo nuestro, arropado en principio por el acervo internacional. Un disco de piano de Miguel García Mora, uno del excelente Trío Budapest y un tercero del Cuarteto Argentino de Tango, marcaron al año siguiente esa salida. 

La respuesta fue indicadora de la avidez del público por el repertorio mexicano. La grabación de la danza “Adiós” de Alfredo Carrasco dio una pauta que LUZAM se dispuso muy pronto a seguir, enfocándose más y más a la producción de los compositores mexicanos.

Con la experiencia de más de cuarenta años de su director-productor Fernando Díez de Urdanivia, con la valiosa asesoría de especialistas en las diversas ramas del repertorio mexicano y con la participación de algunos de los mejores intérpretes nacionales y extranjeros, a lo largo de 18 años LUZAM no sólo ha venido saliendo airosa de su aventura, sino ha hecho realidad grabaciones que están dejando huella muy honda en la historia discográfica y en la cultura del país.

Apoyada principalmente en sus propios recursos, con la participación eventual de algunos gobiernos de provincia y a veces con importantes auxilios del Centro de las Artes y de  Conaculta, durante la administración de Rafael Tovar y de Teresa, e inclusive con la colaboración particular de especialistas tan  destacados como el Ingeniero Humberto Terán, LUZAM ha podido integrar un catálogo pequeño, pero muy selecto, que se caracteriza por el rescate de una parte significativa del pasado musical de México. Esa tarea se refiere a la investigación, a la selección de materiales y sobre todo a la preparación de partituras que, en el caso de los valses, polcas, danzas y fox-trots del siglo XIX y principios del XX, por mencionar solo algunos géneros, sencillamente no existían.

El repertorio mexicano actual de LUZAM, íntegramente grabado según los más exigentes parámetros y con tecnología de punta, incluye desde música de cámara contemporánea interpretada por la orquesta Concentus Hungaricus de Budapest, hasta valses de 1900 con el Cuarteto Latinoamericano; desde piezas de salón que bailaron nuestros abuelos, hasta el testimonio callejero de la ciudad de México; desde los candorosos valses para piano del siglo XIX, de autores poco menos que anónimos, hasta la vanguardia nacionalista del teclado, que en su momento pudieron ser Chávez y Moncayo, y desde allí a la música de la negritud representada en la esencia africana, cubana y veracruzana de las percusiones, el canto y la flauta.

LUZAM amplió su radio a la literatura. Aunque la mayor parte de esa línea espera mejores momentos, los dos compactos en el mercado representan dos vertientes de la poesía de habla española, tan importantes como la erótica y la religiosa.

LUZAM ha recibido varios reconocimientos. Ningunos de mayor contundencia que el premio anual a la mejor grabación, otorgado en 1998 por la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música al disco de Concentus Hungaricus, y la reciente aparición en los Estados Unidos del CD “Valses Mexicanos 1900”,  bajo el sello Dorian y para su distribución en todos los países excepto México, donde ésta corre por cuenta de LUZAM

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